Dejar la sal para controlar el peso
Cada uno de los ingredientes que hacen parte de la dieta, tienen una participación importante en el bienestar o deterioro del organismo, incluso, si no somos conscientes de ella. En el caso de la sal en la alimentación, se trata de un producto rodeado de toda clase de mitos que le han servido para ser acusado de ser el culpable del aumento de peso.
En el mundo de la nutrición, constantemente se comparten dietas milagrosas que prometen cambios radicales con tan solo seguir algunas pautas, y son estos mismos planes de alimentación, los que, con toda facilidad, llegan a etiquetar a ciertos alimentos como prohibidos. Si se revisa en Herbalife pedidos, es probable que te des cuenta de algunas recomendaciones con las últimas tendencias para alimentarse mejor y más sanamente.
Descrita por muchos como un enemigo natural, que de hecho goza de un lugar privilegiado por ser muy necesaria para la gastronomía de un amplio listado de países, veamos entonces las razones por las que se dice que la sal, debe dejarse en el olvido de una vez y para siempre.
¿La sal engorda?
Con una parte de Sodio y otra de Cloro, la sal es un compuesto de alta demanda en la cocina, pues cumple con la misión de realzar los sabores. Con su característico gusto salado, si bien es un hecho que el organismo requiere de ésta para funcionar bien, también puede ejercer importantes efectos negativos si no se controla adecuadamente su ingesta.
En cuanto a si la sal engorda o no, lo cierto es que, tras muchos estudios, se ha logrado establecer que este mineral no cuenta con las propiedades suficientes para aportar calorías al cuerpo, sin embargo, si puede llegar a favorecer la retención de líquidos, algo que, a su vez, puede desencadenar la acumulación de peso.
Por tal motivo, es pertinente tener completa claridad sobre el asunto, pues de producirse el incremento de kilos, este evento no tendría en ningún momento nada que ver con índices superiores de grasa.
Subir de peso por retención de líquidos
Lo cierto es que resulta bastante fácil confundirse entre unos kilos adicionales y un caso de retención de líquidos, pues las señales resultan ser muy similares. Sin embargo, si se trata de diferenciar de manera eficaz, resulta buena idea revisar los siguientes puntos para determinar si el peso adicional se ha dado por cuenta de una creciente retención:
- Hinchazón en zonas específicas: al igual que el propio abdomen, piernas, manos y pies, pueden evidenciar un incremento en su proporción.
- Sensación de pesadez en las piernas: se trata de una de las maneras más recurrentes para establecer que se trata de esta problemática.
- Disminución en la frecuencia de la micción: se presentan pocos o casi que inexistentes deseos de orinar.
¿Alimentos que hinchan?
De esto es básicamente de lo que se trata el problema que puede generar el consumo de sal, y es que éste compuesto fácilmente puede hacer las veces de enemigo, al potenciar una hinchazón que, aunque temporal, se hace evidente a través de ese indeseable aumento de peso.
Con el sodio como un componente activo, la sal cumple funciones trascendentes para el organismo, pues ayuda a que se produzca energía y de paso, permite que pueda darse la hidratación, pero, asimismo, puede ser la culpable de que las células empiecen a retener agua.
Ante el gran cambio que empiezan a mostrar los fluidos corporales, la mayoría de las personas, suele creer que la sal hace aumentar de peso cuando en realidad, simplemente, dispara la hinchazón de los tejidos.
La dosis adecuada de sal
Se dice que una cucharadita de sal al día, o incluso menos, es más que suficiente para que las personas empiecen a descubrir cambios positivos trascendentes en su cuerpo. Es así como productos tales como los alimentos procesados, embutidos, quesos, galletas y salsas industriales, tendrían que limitarse en la medida de lo posible, por ser ricos en sodio.
Es de tenerse muy en cuenta, que algunos ingredientes aportan de manera natural, sodio al organismo, por ejemplo, el apio, la remolacha, ciertos pescados y la leche. Por lo tanto, añadir sal de mesa a las preparaciones donde estos se encuentran presentes, seria sencillamente, una redundancia.
Consejos para disminuir el consumo de sal
No es sencillo erradicar de inmediato, un hábito de toda la vida, y más aún, cuando se trata de dejar de usar un ingrediente que se ha hecho su espacio en la cultura y tradición de miles de personas alrededor del mundo. Puesto que se trata de garantizar el bienestar y esto implica un poco de esfuerzo, traemos algunas recomendaciones que pueden facilitar bastante el proceso de reducir su consumo.
Ingerir menos sal y no morir en el intento
- Incorporar la costumbre de leer las etiquetas: más allá de una presentación y sabor llamativos, acostumbra a leer los ingredientes que se registran en las etiquetas de los comestibles que adquieres, ya que, de esta manera, podrás efectuar una especie de filtro a partir de la presencia de sodio.
- El salero debe irse de la mesa: la tentación debe ahuyentarse, por lo que, si dejas de ver el salero, quizás te sea más fácil renuncia a su uso que si lo tienes cien por ciento disponible.
- Dale la bienvenida a las especias: el orégano, la pimienta, el comino, la cúrcuma, todas estas especias y condimentos, son válidas para realzar el sabor de los alimentos y lo mejor es que permiten prescindir de la sal.
- No a las comidas precocinadas: en medio del objetivo de lograr el mayor tiempo posible de conservación, estos alimentos incorporan altas dosis de sodio.
Efectos nocivos del exceso de sodio
En primer lugar, se encuentra la baja calidad nutricional y el poder adictivo que suelen tener los alimentos ricos en sodio. De otro lado, está comprobado que tienen menor efecto saciante y que alteran por completo los procesos metabólicos ocasionando que la persona sienta más hambre de lo habitual y termine acudiendo a las calorías que son las que generan esos molestos kilos de sobra.
Demasiada sal es perjudicial, pero su eliminación de la dieta también lo es, lo que deja como tarea el estar más al pendiente de estrategias para no tener que experimentar efectos adversos por cuenta de una sustancia que logra obsesionar a muchos.
Encontrando el punto medio
Como ya se ha expuesto, la sal de mesa cuenta con un lado bueno y otro menos bueno, de manera que siempre y cuando se respete la sugerencia por parte de la OMS de no consumir más de cinco gramos al día, la gente estará menos expuesta a padecer enfermedades cardiacas, accidentes cardiovasculares e hipertensión.
Puesto que su erradicación total también puede dar pie a un desequilibrio, lo más sano es optar por su reducción en la dieta, elección que abre el espacio para encontrar ese punto medio, en el que no habrá manera alguna de culparla por la retención de líquidos que pudiera llegar a darse.
Si te preocupa la conservación estable de tu peso, entonces es una buena idea limitar un poco la ingesta de este compuesto y darse la oportunidad de experimentar con ingredientes distintos que también disponen de la virtud de favorecer los sabores sin tantos efectos nocivos de por medio.
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